lunes, 13 de mayo de 2013

RELATO GANADOR



Aquí os dejamos el relato ganador del concurso de relatos breves del día de la mujer. Que como ya sabeis se titula "Blancanieves y la rebelión de la escoba" escrita por nuestro compañero Álvaro.

Blancanieves y la rebelión de la escoba. 

Esto es un fragmento de la historia de Blancanieves que jamás se ha contado:
Cuándo Blancanieves vivía con los enanitos siempre ocurría lo mismo: Blancanieves hacía el desayuno y los enanitos se lo comían y se iban a las minas a trabajar, mientras tanto ella limpiaba, fregaba, lavaba etc…hasta que volvían los enanitos, a la hora de comer. Ella ponía la mesa y hacía la comida (si no daba tiempo pedían una pizza). Ellos dormían, ella seguía, limpia que te limpia y luego preparaba tortilla o pescado para cenar.

Un día, harta de aquello, Blancanieves les pidió a los enanitos ir a trabajar con ellos a las minas. Los enanitos no aceptaron, argumentando que una chica estaba destinada a limpiar y cocinar, pero no a trabajar fuera de casa.

Blancanieves no se dio por vencida y siguió intentándolo. Esta vez, con el fútbol. Suplicó, rogó, lloró....sin éxito. Los enanitos dijeron que tampoco el deporte era una cosa de chicas.

Así que tomó medidas drásticas: se plantó delante de aquellos pequeños hombrecitos y les dijo que si no le dejaban hacer estas cosas que tanto anhelaba, no limpiaría más, ni cocinaría para ellos. Aún así, los enanitos seguían sin verlo claro “¡una mujer trabajando fuera de casa, como un hombre!, ¡qué barbaridad! ¿Y lo del deporte? ¡Una locura! ¿Cuándo se había visto algo semejante en una mujer? ¡De eso, ni hablar! el sitio de una mujer es la cocina, y su casita, por supuesto, ¡faltaría más!”.
Al día siguiente, quizá debido al enfado, los enanitos madrugaron, marchándose sin desayunar, todo dignos ellos, puesto que nada estaba preparado. Cuando Blancanieves despertó, se sentó y se cruzó de brazos. A la vuelta de los enanitos, todo estaba por hacer, sucio, desarreglado y sin nada para comer. Los pequeños hombrecitos no daban crédito a sus ojos. Esta situación se fue repitiendo durante muchos días, hasta que al final, poco a poco, los enanitos no tuvieron más remedio que cocinar algo, limpiar un poco y recoger sus cosas, bajo la sorprendida mirada de Blancanieves.

Pero nada era igual: sus guisos no eran como los de ella, la casa no relucía igual, todo era peor. No quedaba más remedio que aprender.

Así fue cómo los enanos empezaron a darse cuenta de la importancia del trabajo de Blancanieves, a valorarlo y a respetarlo. Incluso le pidieron alguna receta. Y una vez que se dieron cuenta de que podían aprender a realizar lo que Blancanieves había estado haciendo todo el tiempo, cayeron en la cuenta de que quizá Blancanieves, ¡también podía hacer el trabajo de ellos, o jugar al fútbol si quería! pues todo era cuestión de querer..........y no de ser hombre o mujer.


3 comentarios:

  1. esta bastante chulo el cuento cambiado
    de Blanca nieves y los en anitos.

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  2. El niño a su papá:
    ¡Papá, papá, vinieron a preguntar si aquí vendían un burro!
    ¿Y qué les dijiste, hijo?
    Que no estabas.

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